Desde muy pequeña he tenido una gran pasión por el agua. Comencé mi aventura en la matronatación en la ACJ (Asociación de Cristiana de Jovenes), y a lo largo de los años, esta actividad me ha brindado no solo diversión, sino también beneficios terapéuticos que han sido muy importantes para mí.
El agua es mi lugar favorito. Aquí me siento libre y feliz. A través de la hidroterapia, he podido trabajar en mis dificultades motoras de una manera divertida y efectiva. Las propiedades del agua, como la flotabilidad y la resistencia, me permiten moverme con más libertad y confianza. Cada sesión de hidroterapia es una nueva oportunidad para fortalecer mis músculos y mejorar mi coordinación, todo mientras me divierto con amigos.
Actualmente asisto a ENA, un centro especializado en Hidroterapia. Junto a Ronal mi terapeuta, trabajamos todos los sábados en mi movilidad el ha creado para mi un ambiente positivo y motivador. En ENA me siento segura, cuidada y estimulada para lograr las metas que me han ido poniendo a lo largo de estos años.
En cuanto a la hidroterapia en sí, me ha traído muchos beneficios. Una de las cosas que tengo por el Síndrome de Koolen de Vries es hipotonía muscular, lo que hace que mis músculos no tengan tanta fuerza y a veces me sienta debilitada. La hidroterapia mejora mi fuerza muscular, ya que el agua proporciona resistencia, eso ayuda a fortalecer mis músculos. También aumenta mi movilidad, porque la flotabilidad del agua hace que mis movimientos sean más fluidos. Además, estar en el agua me relaja y me ayuda a sentirme bien.
Mi historia es un recordatorio de lo transformador que puede ser el agua en la vida de quienes enfrentamos desafíos. Gracias a la Hidroterapia, a mi terapeuta Ronal y al centro ENA, es que he logrado grandes avances en mi movilidad diaria.
Espero que mi experiencia inspire a otros a explorar las maravillas de la hidroterapia y a encontrar en el agua un lugar de crecimiento y alegría.